Uma es una niña aymara que vive en la zona altoandina y que sueña con conocer el mar, lo que se hace realidad gracias a una necesidad imperiosa de la comunidad: agua de mar para un ritual que permita que las lluvias vuelvan a su pueblo. Esta historia, simple pero de una gran profundidad, nos regala la posibilidad de abrirnos a entender cómo vive un pueblo que forma parte de nuestro país y de los países vecinos, pero que sin duda, ocupaba el territorio mucho antes de que se establecieran las fronteras que nos separan. Nos muestra cómo viven algunas comunidades en una estrecha relación con la naturaleza, con la geografía, con los ciclos naturales; dependen de ella para desarrollar su vida y lo agradecen mediante ofrendas a la Pachamama. Esto nos permite recordar que todos dependemos de la naturaleza, solo que nos hemos alejado de ella. Esta historia nos habla también de austeridad, de una vida simple, en medio de una época de consumismo extremo; una vida simple, pero, justamente por eso, valiosa y llena de significado. “Uma y el agua de mar” tiene bellas ilustraciones, que no solo complementan la narración, sino que aportan elementos muy relevantes para la comprensión del contexto de la historia.